Acció Ecologista – Agró ha hecho público un comunicado en el que, basándose en datos de la Generalitat Valenciana, pone de relieve que son las comarcas de interior de la provincia de Valencia las que aglutinan la mayor parte de las grandes plantas fotovoltaicas sobre suelo que se tramitan hoy en la autonomía.
La Vall d’Albaida, La Serranía, Requena – Utiel, El Valle de Ayora – Cofrentes, El Camp de Túria y La Hoya de Buñol – Chiva son las comarcas que aglutinan en la provincia de Valencia, un total de 125 instalaciones, de las que cuales no está garantizado que se construyan todas, puesto que deben pasar por las autorizaciones del Gobierno de España (las que superen los 50 Mw de potencia) o de la Generalitat (las que tengan como máximo 50 Mw de potencia).
Estos datos contrastan con otros, como que la Ribera Baixa o La Safor no tienen ninguna gran planta solar sobre suelo, ni construida ni en tramitación.
En su comunicado, Acció Ecologista – Agró critica esta situación, y pone el foco sobre sobre El Valle de Ayora – Cofrentes donde, aseguran, se incumple la legislación que obliga a que el despliegue de las energías revierta parte de la riqueza que genera en el territorio donde se realice el referido despliegue para activar su economía y combatir el declive demográfico. Además el despliegue de las energías renovables debe llevarse a cabo de manera compatible con la conservación del patrimonio natural y la adecuada ordenación territorial. Aseguran que esto no se cumple en El Valle de Ayora – Cofrentes y que por ello han llevado a la Generalitat ante los tribunales.
Por qué las comarcas de interior atraen estas instalaciones
Para desarrollar una planta fotovoltaica sobre suelo, cuyas dimensiones alcanzan varias decenas o incluso centenares de hectáreas existen una serie de condicionantes que explican por qué las comarcas de interior son las escogidas mayoritariamente.
En primer lugar debe haber una línea por la que evacuar la electricidad. Esto no depende ni de las empresas promotoras, ni de la Generalitat, sino de la empresa estatal Redia (antes Red Eléctrica Española) que es la que construye y gestiona las subestaciones eléctricas por las que se vierte la energía generada por cualquier planta. Estas subestaciones tienen unas capacidades determinadas y no se puede realizar ningún proyecto que no tenga la autorización para verter en una determinada subestación que todavía tenga capacidad para asumir más energía.
Superar el requisito anterior ya supone una limitación geográfica, porque existen muchas subestaciones al límite de su capacidad, por lo que no es posible desarrollar un planta de generación de energía solar fotovoltaica en cualquier municipio o comarca.
Con lo anterior resuelto, llega el momento para las empresas promotoras de buscar un terreno lo más cercano posible a esa subestación para poder desarrollar el proyecto. Aquí ya se encuentran con la protección de ciertos suelos, y con algo de economía básica: un terreno de uso industrial, urbanizable o agrícola de regadío vale mucho más que uno agrícola de secano o directamente abandonado. Y este tipo de terrenos se encuentran mayoritariamente en las comarcas de interior.
El coste de alquiler o de compra del suelo es un factor en la ecuación para que una planta de generación de energía sea rentable o no. Por ello suelos con la calificación de rústicos son más económicos al ser más complicado que sus dueños obtengan un beneficio económico de ellos, de ahí que sean más proclives en muchos casos a arrendarlos o venderlos a promotoras de energías renovables.
Por qué El Valle de Ayora – Cofrentes
La explicación es sencilla. Si a la parte del precio y calificación del suelo se le une un dato relevante: la nuclear de Cofrentes cerrará en noviembre de 2030 si todo va como está previsto.
Esto supone que se liberará una capacidad de evacuación de energía eléctrica de más de 1000 Mw, con unas infraestructuras de subestaciones y tendidos de alta tensión ya construidos y completamente operativos. Y ni las empresas de energía ni las administraciones públicas quieren desaprovechar esa infraestructura, por lo que parece lo más lógico el que esta comarca atraiga un buen número de inversiones en energías renovables para ejecutar en los próximos años.