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El funcionamiento del motor de un coche se produce gracias al desarrollo de un sofisticado sistema en el que diferentes piezas se activan y trabajan de forma conjunta. El fallo en alguna de ellas puede provocar un error global en el sistema, que impide que el vehículo marche con normalidad. Uno de los elementos destacados y sin cuya presencia sería imposible este proceso es la bomba de combustible, encargada de transportar el diesel y la gasolina al motor. Es un componente esencial y que se debe tener siempre presente en las labores de mantenimiento y a la hora de realizar revisiones periódicas.
Imagen de la bomba de combustible de recambioscoche.es
La bomba de combustible consigue que el sistema de inyección reciba el combustible de forma continua, mediante un proceso de succión que extrae el líquido del tanque. Es una bomba que utiliza un sistema eléctrico instalado en el depósito o en una ubicación próxima. Este motor acciona dos engranajes, que realizan la función de aspirar el combustible, a través de un tubo de entrada y tras superar un filtro. Este proceso también incluye un regulador de la presión y una válvula de descarga, que se encargan de evitar la saturación. El funcionamiento de la bomba de combustible se realiza a través de la presión, que consigue la correcta distribución del líquido hacia el motor, sin interrupciones y evitando, además, la posible entrada de aire que provocaría una contaminación.
Cuando el coche presenta un sistema diésel, entonces la bomba tiene la función de enviar el nivel de líquido adecuado a la bomba de combustible de alta presión, ya que ésta no puede aspirar el diésel de forma directa. En ambos casos, el nivel de presión adecuado para conducir se establece entre 2 y 4 bares.
Cambio
Un posible problema en la bomba de combustible tiene fácil detección, ya que, en la mayoría de casos, el vehículo no arranca. La gasolina o el diésel no llegan a los cilindros y, por tanto, el coche no tiene la energía que necesita para poder circular. Otro síntoma se asocia a inestabilidad en la conducción, que se presenta mediante tirones que no son nada amigables. Los ruidos también son sinónimo de qué algo está fallando. Si el conductor aprecia una situación de estas características, entonces puede extraer la bomba de combustible para confirmar si aquí está el problema; y si la respuesta es afirmativa, proceder a su cambio.
La bomba se encuentra ubicada en el depósito, cuya posición está en la zona trasera del coche. El primer paso es retirar el asiento trasero, ya que por esta zona se puede acceder a la tapa. Ésta se desenrosca, antes de aflojar ciertos elementos como el anillo de retención, las líneas de combustible y el tapón. Para retirar la bomba, hay que tirar hacia arriba a través de un hilo. En esta acción, es recomendable que el tanque no esté lleno, para facilitar el proceso y evitar la acumulación de grasas. Una vez la bomba está drenada, se puede comprobar si el cambio es necesario. Si es así, solo hay que colocar la nueva pieza y ajustar el resto de componentes.