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El próximo lunes 10 de enero Ayora celebrará la festividad del Santo Ángel Tutelar de la Villa de Ayora, y con este motivo el sábado, día 8, tendrá lugar la séptima edición del ‘Camino de la Abuela Liñana’, una ruta senderista que une Jarafuel y Ayora, y que recuerda la leyenda de un milagro fechado en 1392.
Este año y debido a la situación provocada por el COVID-19 será obligatorio el uso de mascarilla durante todo el recorrido, se debe respetar la distancia de seguridad y evitar aglomeraciones.
Al igual que en años anteriores habrá diferentes opciones para realizar el camino. Para los que quieran hacerlo andando, se saldrá de Ayora a las 10 de la mañana desde la fuente del Bácil. A la llegada se realizará una visita guiada a los lugares de la Abuela Liñana en Jarafuel.
También habrá un autobús que saldrá a las 14 horas desde la Glorieta de Ayora hasta Jarafuel y a las 15 salida andando hasta la Ermita del Santo Ángel en Ayora.
También se puede hacer el camino de ida andando y la vuelta en autobús a Ayora a las 18 horas.
La inscripción se debe hacer en la web clubatletismoelvalle.tk con un precio de 3 €, y con fecha límite el jueves, 6 de enero. Los participantes recibirán su credencial y vara del caminante.
La historia de la Abuela Liñana
Cuenta la leyenda que, en la segunda mitad del siglo XIV, cuando El Valle estaba destrozado por el azote de la peste negra, tuvo lugar la aparición del ángel Tutelar a una piadosa mujer llamada Liñana, una hornera que regresaba a Jarafuel donde tenía el horno. Fue entonces cuando el ángel le escribió unos caracteres en la mano para que se presentase al reverendo clero de la villa, para que saliesen en rogativa al sitio de la aparición y así cesaría la peste y el hambre que padecía la población.
El relato fue recogido por Miguel Molsós (1370-1431), contemporáneo al suceso y figura de excepción de la historia de Ayora (Vicario general de la diócesis de Valencia, datario papal de Benedicto XIII, deán de la Colegiata de Orihuela, auditor de la Rota y capellán del papa Martín V).
“Hallábase la villa de Ayora afligida de hambre y peste en el año 1392. En el segundo lunes de enero salía de la villa una piadosa mujer llamada Liñana, para ir a la de Jarafuel, distante de allí dos leguas; y en el camino a la inmediación de aquella, en su misma huerta encontró un bello mancebo, que le dijo: vuelve a Ayora y di, que vengan y hagan una rogativa todos los años en este sitio y cesará la peste y el hambre; y replicando la buena mujer que no la creerían, el mancebo le escribió en la palma de la mano unos caracteres y desapareció. Volvió la mujer a Ayora, refirió el pasaje a Clérigos y Jurados, la creyeron, fueron en procesión e hicieron rogativa en el sitio señalado, y cesó al instante y enteramente la peste y el hambre.”