Sonia Vaccaro es licenciada en Psicología por la Universidad de Belgrano (Buenos Aires, Argentina) con especialidad clínica y por la UNED (España). Ejerce como Psicóloga desde 1981. Es perita forense y experta en victimología y Violencia basada en el Género desde 1990. Ha publicado, entre otros, ‘¿Qué hacer si mi hija ha sido maltratada?’ (2005) y ‘El Pretendido síndrome de alienación parental’ (2009), además de colaboraciones en varios libros internacionales. Radicada en España, está adscrita al Turno de Oficio de Peritos del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. En 2022 recibió el Reconocimiento Meninas por su tarea en la Investigación para la transformación social y contra la Violencia de Género entregado el 25N por la Delegación de Gobierno contra la violencia de Género el Ministerio de Igualdad de España.
Pregunta: ¿Cómo llegaste a acuñar el concepto de “violencia vicaria”? ¿Por qué te centraste en ella, y no en otro tipo de violencias?
Sonia Vaccaro: Como explico en mi libro, ‘Violencia Vicaria: golpear donde más duele’, fue a raíz de un caso que conocí por mi libro ‘El pretendido síndrome de alienación parental’, una mamá que fue amenazada por su maltratador con matar a su hijo y finalmente lo cumplió. A su vez, muchas mujeres me contaban que, aunque separadas de su agresor, este, al tener contacto con sus hijas/os, los utilizaba para seguir dañándola. Trabajo hace más de 30 años sobre la violencia contra las mujeres, por eso identifiqué en esta violencia, que se ejercía por interpósita persona (los hijos e hijas en especial), una forma de violencia basada en el género.
P.: ¿Qué conclusiones, a grandes rasgos, obtienes de tu trabajo de investigación sobre este tipo de violencia de género?
S.V.: Que, a medida que las leyes van protegiendo a la mujer, si no protegen a las hijas y los hijos que tenga con su maltratador, este continuará maltratando a través de ellos/ellas. Un maltratador jamás será un buen padre.
P.: ¿Crees que son necesarias fechas como el 25N o el 8M para la lucha contra la violencia machista? ¿Por qué?
S.V.: Son muy importantes, porque la agenda feminista aún no está cumplida y la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres no se alcanzó. La reivindicación de los derechos humanos de las mujeres es una asignatura pendiente.
P.: ¿Qué crees que debería hacerse para frenar la violencia machista y, en este caso, la violencia vicaria?
S.V.: Para frenar ambas violencias (la violencia vicaria es violencia machista), es necesario continuar sin pausas con la coeducación entre niñas y niños, la formación de todas y todos los profesionales acerca de la igualdad y la equidad, y no disociar el delito de violencia contra la mujer del daño sobre las hijas y los hijos. Ellos son siempre víctimas directas del daño sobre su madre. Cuando una mujer maltratada es madre con un hombre violento, hay que saber que es un factor de vulnerabilidad que aumenta el riesgo; por ello mismo, el caso se debe valorar (y juzgar) con perspectiva de género y perspectiva de infancia. Juntas. La violencia vicaria, cuando hay hijos o hijas, siempre es maltrato infantil.