Buñol ha celebrado esta mañana su fiesta más internacional, la Tomatina, en la que han participado 18.000 personas según el Ayuntamiento de Buñol, en torno a 2.000 más que el año pasado, recuperando cifras que se van acercando a las de antes de la pandemia.
Y es que la Tomatina no ha acabado de recuperarse del mazazo pandémico, de la suspensión, y ha perdido algo de fuelle en cuanto a afluencia de público, puesto que en ediciones anteriores se superaron los 22.000 participantes, incluso acercándose al aforo máximo de 25.000 personas.
Este es ya el décimo año en el que la Tomatina cobra entrada por participar (10 euros) y por lo tanto limita su aforo, aunque la diversión sigue garantizada con los 150.000 kilos de tomate que se lanzan en los 60 minutos exactos que dura uno de los festejos mundialmente más conocidos.
Una de las anécdotas de la mañana la ha protagonizado el Presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, quien ha disfrutado sobre uno de los camiones y promete repetir el próximo año. Todo ha comenzado con el órdago que le ha lanzado la alcaldesa de Buñol, Virginia Sanz, tal y como relata el propio Mazón: «la alcaldesa me ha dicho si tenía lo que había que tener para subirme al camión y no he tenido más remedio que decirle aguántame el tomate».
Además, el presidente ha pretendido demostrar con este gesto «el carácter abierto, alegre, acogedor y hospitalario que tenemos los valencianos aunque estemos de tomates hasta las rodillas y un poquito más arriba».