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El jurado popular ha declarado culpables a ambos padres pero en el caso de la madre, se ha dictaminado que en el momento del crimen esta sufría un brote de esquizofrenia paranoide y que por ello «no era consciente de los actos que cometía», motivo por el que no ingresará en prisión, pues jurídicamente es inimputable.
Este jueves la Audiencia Provincial de Valencia ha encarado la última sesión del doble crimen de Godella, en el que dos padres han sido acusados de matar a sus dos hijos (de tres años y medio y cuatro meses) en un ritual en dicho municipio.
Asimismo, durante la tarde de este jueves, el jurado popular (compuesto por 9 miembros) ha declarado culpables a los padres del asesinato a los dos niños en Godella y ha dictaminado que murieron a causa de fuertes golpes que provocaron un traumatismo cranoencefálico.
Además, ha dictaminado en su veredicto que la madre sufría en el momento del crimen un brote de esquizofrenia paranoide y que por ello «no era consciente de los actos que cometía», motivo por el que no ingresará en prisión pues jurídicamente es inimputable. Sin embargo, en el caso del padre, el jurado ha determinado que sí es culpable.
Cabe destacar que en el caso de este último, en uno de los momentos del juicio, los médicos dictaminaron que estaba en perfecto dominio de sus facultades mentales. Sin embargo, sí que observaban rasgos narcisistas y de superioridad, pero se descartó que este sufriese ningún tipo de alucinación. Por lo que ahora finalmente se ha dictaminado que era totalmente consciente de los actos que estaba cometiendo.
Tras terminar este miércoles el juicio, en el que tras ocho sesiones se entregó el veredicto a los miembros que componen el jurado popular para que estos determinasen la sentencia final tras escuchar los diferentes testimonios. Estos han tardado dos días en decidir las respuestas.
Tras rechazar la pareja hacer alguna declaración más, pues ambos han decidido no emplear su turno de última palabra, ahora tan solo queda que el magistrado determine la condena.
Recordemos que la Fiscalía solicitaba en un inicio penas de 50 años para el padre, 25 años por cada asesinato, e internamiento médico para la madre, tras asesinar a los niños en dicho ritual.
El ministerio Público solicitaba dichas penas de prisión tras observar la anomalía psíquica en el caso de la madre. Mientras que en el caso del padre por dos delitos de asesinato con un atenuante agravante por el parentesco.
Además de lo detallado anteriormente, la Fiscalía solicitaba el pago de una indemnización para los abuelos paternos y maternos de un total de 300.000 euros por los daños morales ocasionados.
Los niños murieron tras recibir diversos golpes durante la madrugada de 13 de marzo del pasado 2019 y posteriormente fueron enterrados en el jardín de la casa en Godella que la familia además ocupaba ilegalmente.
Aseguraban que “una secta les perseguía”
Los acusados compartían una serie de creencias místicas-religiosas, por lo que aseguraban que una secta les perseguía y además afirmaban, conforme ha detallado el ministerio público, que “también tenían la intención de secuestrarlos”.
Los respectivos análisis médicos y psiquiátricos permitieron determinar que la madre padece “esquizofrenia paranoide” y la noche en la que fueron asesinados los niños esta sufrió un brote psicótico agudo, que según adelantaron los forenses del Instituto de Medicina Legal y las Ciencias Forenses de la Generalitat, fue debido principalmente al consumo de una droga: el hachís.
Por su parte, la acusada detalló en uno de los momentos del juicio que el padre era el que practicaba dichos rituales satánicos y el que maltrataba a los hijos y también a ella.
Ante esto, los médicos han dictaminado que el padre está en perfecto dominio de sus facultades mentales. Sin embargo, sí que observaban rasgos narcisistas y de superioridad, pero se descartó que este sufriese ningún tipo de alucinación.
Baño de “purificación” para posteriormente asesinarlos
Recordemos que el crimen se cometió el pasado 13 de marzo de 2019 a las 22:00 h, aproximadamente, momento en el que la pareja quiso realizarles un baño de «purificación» en la piscina de su casa para posteriormente matarles, propinándoles fuertes golpes en las cabezas.
Los niños, según las explicaciones de los forenses, sufrieron múltiples fracturas craneales y lesiones encefálicas por diversos traumatismos cranoencefálicos que fueron el detonante de sus fallecimientos.
Acto seguido, la mujer enterró a los niños en el jardín de la vivienda en la que residían ilegalmente. El motivo de esto, según ella, fue que tras encontrarse el cuerpo de los niños pensó que “fue la secta y por ello los enterró”. Hechos que el padre ha negado en todo momento del juicio, alegando que acostó a los niños aquella noche y “posteriormente se fue a la cama”.
Nueve horas después de los asesinatos se produjo el hallazgo. Por un lado, la madre fue encontrada desnuda y dentro de un bidón. Asimismo, los cuerpos se encontraron en dos fosas: una a unos 75 metros de la vivienda y el otro a unos 150 metros, en el suelo.
El juicio se inició el pasado 31 de mayo en la sala Tirant Lo Blanc 1 del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, una de las más grandes de la ciudad de la justicia de Valencia, que ha acogido juicios especialmente significativos.